
Juan Benítez “Ya no es momento de llorarlo, sino de recordarlo con alegría”
Relató el esparcimiento de sus cenizas, el proceso de duelo familiar y el avance judicial contra el Club Andino Bariloche y el guía conocido como “Pajarín”.
En el programa Ideas Circulares por Radio C, Juan Benítez compartió un testimonio íntimo a tres años del fallecimiento de su hijo Manuel Benítez en el cerro Catedral. Relató el esparcimiento de sus cenizas, el proceso de duelo familiar y el avance judicial contra el Club Andino Bariloche y el guía conocido como “Pajarín”.
“Manu se nos fue a la montaña a trabajar y no regresó. Ya pasaron tres años”, recordó su papá. “Seguimos nuestra vida ahora más tranquilos, tratando de encauzarla”.
“Tuvimos su ceniza en casa un mes y medio, hasta que pudimos subir a esparcirla a mediados de marzo. Fue un acto doloroso pero también hermoso, porque era lo que él quería”.
“Yo sentí, y mi señora también, como que estaba en libertad. Siempre decía que nadie se queda en el cementerio, que ahí solo queda la caparazón del cuerpo. Cuando íbamos al cementerio lo sentía preso ahí, sabiendo que no era su lugar”.
“En siete horas llegamos, con mi señora que tenía algún problemita de salud. Agradezco a los concesionarios del Frey, al Colo Lynch y a Juanjo Pugliafito. Nos ayudaron con todo, hasta nos dejaron una radio por si necesitábamos pedir ayuda en el camino. No hay palabras para agradecerles”.
“Yo ya había subido el año pasado con más de 30 personas a colocar una placa. Y este año nos quedaba esparcir sus cenizas. Nos sentimos acompañados por la gente de Bariloche, que en la subida nos reconocía, nos abrazaba, nos decía fuerza”.
Sobre la causa judicial, explicó: “Hubo que esperar casi tres años. El abogado Ochoa ya hizo el reclamo por daños morales al Club Andino y a Pajarín. Ahora eso está en marcha”.
“El Club Andino, que era responsable de Pajarín, lo sacó para lavar su imagen. Pusieron a otra persona, pero era parte de la directiva de ese momento. Para mí todos son responsables. Pajarín era responsable de Manu y no lo cuidó”.
“Si pudiera volver el tiempo atrás haría lo imposible para que no subiera. No tenía experiencia en montaña nevada, pero nunca se desvió del sendero. Lo encontraron a 10 centímetros del camino”.
“Si lo tuviera enfrente, le diría que lo seguimos queriendo como siempre, que lo amamos, y que queremos que esté entre nosotros. Yo sé que él está, y va a seguir estando”.
“Tres años tuvimos su habitación llena de fotos, velas, su música. Después de esparcir sus cenizas, decidimos que era momento. Desmantelamos su cuarto. No es momento de llorarlo, sino de recordarlo con alegría y con el amor que le daba a todas las personas”.